El desayuno es mucho más que la primera comida del día, es el punto de partida que determina tu energía, concentración y rendimiento durante las horas siguientes. Incluir una combinación equilibrada de proteínas, grasas saludables e hidratos de carbono de calidad es clave para mantener estables los niveles de azúcar en sangre, evitar picos de hambre y mejorar el metabolismo.

Las proteínas ayudan a conservar la masa muscular y aportan saciedad; las grasas saludables (como las del aguacate, los frutos secos o el aceite de oliva) favorecen el funcionamiento hormonal y cerebral; y los hidratos de carbono complejos (como la avena o el pan integral) proporcionan energía sostenida.

Comenzar el día con un desayuno completo no solo mejora tu bienestar físico, sino también tu claridad mental y tu estado de ánimo.