Durante la perimenopausia y la menopausia, mantener niveles óptimos de vitamina D es fundamental para el bienestar general. Esta vitamina «que en realidad actúa como una hormona» ayuda al cuerpo a absorber el calcio, fortaleciendo los huesos y reduciendo el riesgo de osteopenia y osteoporosis, problemas comunes en esta etapa. Además, la vitamina D participa en el equilibrio hormonal, apoya el sistema inmunológico y puede influir positivamente en el estado de ánimo, ayudando a reducir la sensación de fatiga y los cambios emocionales típicos de este periodo. Dado que con la edad disminuye la capacidad de la piel para producir vitamina D al exponerse al sol, es importante vigilar los niveles mediante análisis y, si es necesario, ajustar la dieta o recurrir a suplementos bajo orientación médica. Unos buenos niveles de vitamina D son una inversión clave en salud ósea, emocional y metabólica durante la transición menopáusica.